EL CONCURSO DE TARTAS


Hola, mi nombre es Selene, y, para celebrar el último día de colegio, los profesores han montado un concurso de tartas. Nos lo han explicado todo a primera hora de la tarde, en sociales, y nos han dado a cada uno una nota en la que pone lo siguiente:

Durante el resto del curso, todos los alumnos

de quinto de primaria del curso 22-23, participarán

en un concurso de tartas, que serán

juzgadas por los tutores de quinto de primaria,

y no se puntuará mejor por ser su clase.

Atentamente,

Juan Menchén

Luego, nos han llevado a la cocina, y nos han dado de todo: Harina, leche, huevos, fondant, chocolate, azúcar, fresas, rodillos, moldes… y nos hemos puesto por parejas. Yo me he puesto con Alexandra. Vamos a hacer una tarta basada en el fondo del mar. Como solo tenemos tres días, nos hemos dado mucha prisa. Hemos preparado el bizcocho y le pusimos fondant azul por encima. Ha sido muy fácil y nos ha quedado mejor que a ninguno. No hemos tenido que repetir nada, mientras que el resto de parejas han repetido todo alrededor de dos veces. Cuando Alex y yo hemos acabado, nos han llevado (solo a nosotras dos) a una sala llena de arriba a abajo de ordenadores con fotos del océano.

-Estos son algunos ejemplos de lo que podéis hacer para vuestra tarta. Espero que encontréis suficientes ideas.

-Gracias, Juan.

Y se va. Alex me señala una foto del fondo marino y dice:

-Esta es perfecta. ¿Que te parece si la tenemos de base?

-A mi me parece perfecto. Vamos a hacer el segundo piso antes de que volvamos a casa.

Volvemos a clase y ponemos el segundo piso. Al acabar el segundo piso, nos llaman a todos para volver a casa.

-Selene -Me llama Alexandra- ¿Vienes a mi casa hoy a dormir? Así comentamos nuestras ideas.

-Vale. Se lo comento a mis padres ¿Ok?

Y en cuanto veo a mi madre se lo comento todo. Le pregunto si me puedo quedar a dormir con Alex, y, para mi sorpresa, dice que si. Paso por mi casa a coger mi cepillo de dientes, ropa interior (como para dos meses), la caja de mi aparato, mi pijama y mi cepillo de pelo. Veinte minutos después, estoy en casa de Alexandra. Su casa por dentro es preciosa. Tiene dos baños completos, una cocina muy elegante con paredes de mármol, una sala de estar, un comedor y tres habitaciones: la de Alexandra, la de sus padres y la de invitados. Alexandra y yo tiramos en el cuarto de invitados el colchón de la habitación de invitados y el de la habitación de Alexandra. Como no nos mandan tarea la semana antes de las vacaciones de verano, nos ponemos a hablar de la tarta. Cuando nos damos cuenta, son las ocho y media de la noche y tenemos que cenar. Nos preparan (los padres de Alexandra) un manjar: Espagueti con tomate, y, de postre, helado de pistacho. Como ni Alex ni yo nos hemos cambiado, cada una se va a un baño y nos cambiamos en tiempo récord. A las nueve y cinco ya estamos en la cama, y a las diez seguimos hablando. Al final, nos dormimos sobre las doce.

Al día siguiente, después de vestirnos y desayunar, como los padres de Alexandra van muy pronto al trabajo, nos vamos Alex y yo solas al colegio, sin libros ni nada, porque, como sabréis, con un libro no se hace una tarta.

Al llegar, vamos directamente al comedor, y continuamos con la tarta. Gracias a que veo muchos concursos de tartas como “ ¿Es una tarta? ” y programas como “ El rey de las tartas ” Logramos Alex y yo hacer las figuritas súper monas del fondo marino.

Como el resto de parejas lo ha hecho todo un poco mal, Alexandra y yo nos ponemos a ayudar a todos.

Nos pasamos por el lado de la gente y, mientras yo doy consejos, Alexandra va ayudándoles a conseguir que la tarta sea perfecta.

El comedor entero se llena al instante de “muchas gracias” de parte de todos. Pero nadie, ni siquiera nosotras hemos terminado. Esta bien nuestra tarta, pero no perfecta. Le faltan retoques. Mientras pensamos que le quedaría bien a la tarta, vamos hablando.

-¿Te quedas hoy también en mi casa? Hoy mis padres me han dicho que llegan a las diez y es bastante aburrido esperar. Sería agradable tener compañía.

-Vale. ¿Me dejas tu móvil para llamar a mi madre y preguntar? Me cogí ayer ropa como para siete.

-Vale. -Y me tiende su móvil. Salgo del comedor y marco el número de mi madre.

-¿Quién es? -Se oye por el otro lado de la línea.

-Soy Selene.-Respondo- ¿Puedo dormir hoy también con Alex?

-¿Con quién? Y ¿Como me has llamado?

-Con Alexandra. Y te llamo desde su móvil. Me lo ha prestado.

-Bueno, ve a dormir con ella. Y, por favor, lleva a Zoe contigo. Siente mucha envidia de tu fiesta de pijamas de ayer y de que participes en un concurso de tartas. Y es imposible de alegrar. -Zoe es mi hermana pequeña.

-Vale. Me llevo a Zoe conmigo -Digo a regañadientes.- Adiós.

-Adiós.

Y cuelgo. Vuelvo al comedor y se lo cuento todo a Alexandra.

-Vaya -me dice Alex- me apetecía ver una película de terror. Tengo chucky y el exorcista. Y seguro que nos da la noche. ¿Cuantos años tiene?

-Tiene siete y seis meses. Le gusta el miedo, pero solo ha visto batel-chus y Eduardo manos tijeras. Bueno, ¿Tienes poltergeist? Me gusta mucho.

-Si, la tengo.

Y en ese momento nos llaman para volver a casa. Recojo a Zoe y nos dirigimos a casa de Alexandra. Como Zoe siempre lleva un pijama, ropa interior y un cepillo (de dientes y de pelo), no nos pasamos a casa a coger nada, porque yo ya llevo mis cosas en la mochila que, si prestasteis atención, nunca salió de casa de Alexandra. A la hora de cenar, como no están todavía los padres de Alexandra en casa, ella y yo preparamos la cena mientras Zoe se cambia en un baño. Sobre las nueve y cuarto cenamos. Zoe cena pescado con verduras y Alex y yo pollo con verduras. De postre tomamos helado de dulce de leche. Luego preparo tres granizados y cojo coca-cola y patatas para todas. Mientras, Alexandra y Zoe van poniendo poltergeist. Cuando acabamos de verla, Alexandra está pegada a mí como una lapa y Zoe a llenado la bolsa que ha cogido de vomito entre rojo y marrón (el color es gracias a la coca-cola y los granizados). A mi no me da tanto miedo, porque cuando hacia fiestas de pijamas con Dafne ya veía esta película o parecidas. Y como ninguna de las dos es capaz de dormir, nos ponemos a hablar de la tarta, y cuando ya soy casi incapaz de abrir los ojos, envuelvo a Zoe en la manta que Alexandra le ha prestado y me pongo a cantar canciones relajantes hasta que ambas se duermen. Inmediatamente después, yo también me duermo.

A las seis me pongo a hacer el desayuno mientras Alex y Zoe duermen. Voy a dejar hoy a Zoe con mamá para que no vuelva a vomitar, pero confío en que no va a devolver la cena. Hago tortitas para Alexandra y para mi y a Zoe un sándwich ligero de jamón y queso. De camino al colegio, dejamos a Zoe en casa. Cuando mamá nos pregunta por qué no la llevamos directamente al colegio, Zoe salta:

-Porque ayer vimos una película de terror y devolví el granizado y la coca-cola.

Mi madre nos mira con cara de: no tienes mundo para esconderte.

-Bueno, adiós. -Digo, y Alexandra y yo salimos corriendo y no paramos hasta llegar al colegio. Tras cinco segundos de descanso, vamos al comedor, donde vemos todas las tartas destrozadas. Y nuestra sorpresa se multiplica al ver que las únicas tartas intactas son las del piso de arriba de la nevera, o sea la nuestra, la de Sandra y Lucía, la de Nayra y Sara y la de Naomí y Moxi.

Y otra vez se multiplica nuestra sorpresa cuando vemos un anuncio que dice que los presentadores de las noticias van a venir a entrevistarnos. Cuando acabo de leer el anuncio, estoy a punto de desmayarme. Si entran y ven que solo cuatro parejas han empezado la tarta, seguro que les descalifican al resto. Ahora tengo dos misiones: descubrir al culpable del desastre de las tartas y evitar que los de las noticias lleguen al comedor.

-Alexandra, al pasillo, ya.

Salimos al pasillo y le cuento mi plan:

-Yo me ocupo de hacer las trampas y tu las pones, y cuando terminemos interrogamos a todos los alumnos y profesores. Tu a los de infantil y primaria y yo a la E.S.O y a bachillerato.

-Me gusta el plan, pero ¿de donde sacamos el material?

-De objetos perdidos.

Nos ponemos a correr en dirección a objetos perdidos, pero cuando llegamos e intentamos abrir, descubrimos con horror que esta cerrado. Una vez tuve que forzar el candado de mi hucha porque había perdido la llave y esto mismo hice para entrar en objetos perdidos.

El cuarto es bastante feo: las paredes son de un color así como grisáceas, pero eso me parece más polvo, porque aquí vienen las cosas que nadie quiere y nadie entra. Hay de todo: cajas podridas, armarios roídos…

Encontramos cuerdas, cintas de vídeo (parece de hace veinte años) con espacio para grabar, cables, encendedores sin peligro (o eso pone en el encendedor), petardos y esqueletos de juguete.

Corremos y colocamos las trampas. Grabamos un vídeo de Halloween y lo manipulo para que cuando alguien entre empiece a sonar. Colocamos una cuerda tensa para que los presentadores tropiecen. Destripamos los cables y los ponemos en fila, y al final de la fila están los petardos. Cerca de el principio de la fila está el encendedor, y conseguimos que con una cuerda se esté abierto. Ya lo hemos acabado todo. Ahora, a averiguar el que destrozó las tartas. En ese momento recuerdo que las tartas estaban colocadas en forma de equis. Tiene que significar algo. Busco en mi mente alguna parte del colegio con una equis y ¡Bingo! El único sitio con una equis en el colegio es el… El comedor. Pone Xomedor. Nos dijeron que así mola más, pero todos sabemos que el que lo escribió estaba borracho. Nos dirigimos al comedor y buscamos por todas partes, pero no vemos a nadie. Vemos las tartas todavía en el suelo, las mesas, la nevera y los cajones de la encimera. Nada. No encontramos nada. Entonces, nos damos cuenta de que solo estamos Alexandra y yo. Hemos entrado tan deprisa que no nos enteramos. Cogemos un plátano cada una y nos vamos. Cuando hemos acabado el plátano, vemos a alguien saliendo a toda prisa del comedor. Le observamos con detención y vemos que ¡Su ropa es las tartas tiradas en el suelo! Así se escondía, las tartas en el suelo eran falsas. Corremos en silencio tras el que se ha disfrazado de tartas destrozadas y vemos que entra en un cuartucho. Nos colamos en silencio en la habitación y nos ocultamos detrás de un armario bastante viejo cargado hasta arriba de libros y vemos quien se oculta bajo el disfraz de tartas maltrechas: se oculta Mathías. Entonces lo entiendo todo. Su altura impide llegar arriba, así que tiene un ayudante. Ese ayudante colocó las tartas en forma de equis. Y si no está este ayudante, significa que tienen otros planes. Y entonces me doy cuenta: todo lo que está en esa sala tiene escrita una equis. El lugar no era el comedor, era esa sala. Y casi me desmayo cuando veo que Mathías se acerca a nosotras. Por suerte, no nos ve. Coge un libro y la pared en la que estamos se mueve. Evitando ser aplastadas, nos pegamos a la estanterías en vez de seguir escondidas. Suerte que no nos ve. Lo malo es que nosotras a él no le vemos mucho más que la silueta. Y entonces escuchamos:

-Hola chicos, ¿me echabais de menos?

Una luz se enciende, es débil como para poder ocultarse de Mathías, pero suficiente como para ver a quien habla. Y cuando les veo me quedo de piedra. Ha secuestrado a todo 5º. Están atados con cinta aislante. Me da pena verlos ahí, sin poder moverse y sin que nadie sepa donde están.

Y vemos a el ayudante de Mathías. Es Jorge. Es de la E.S.O, bastante astuto e inteligente. Y atento. Así que nos descubre enseguida.

-Mathías, tenemos compañía.

Entonces cojo un libro enorme y le doy a Mathías con el en la cabeza lo más fuerte que puedo. Alexandra coge otro y le da a Jorge, pero solo le da en la barriga, y eso tan solo le hace retroceder. Yo le doy en una patada en un lugar que no me gustaría decir y le golpeamos con los libros en la cabeza y se desmaya por fin.

Eso nos da de veinte a treinta minutos. Vamos quitando a todos la cinta aislante y cogemos a Mathías y a Jorge y les encerramos en objetos perdidos. Acabamos la tarta y nos vamos a casa.

Me quedo el último día a dormir con Alexandra. Preparamos una cena especial: hacemos cordero asado con patatas. De postre tomamos helado de chocolate y luego vemos el exorcista. Y Alexandra vomita. Pero esta vez el vomito no tiene color raro. Como la noche anterior, me pongo a cantar hasta que se duerme.

A las seis me despierto y preparo bizcocho de chocolate con almendras. Nos lo comemos y nos vamos al colegio, donde hoy darán el premio al mejor pastelero. Cuando llegamos, los presentadores de las noticias están allí, esperándonos.

-Les conté todo lo que ocurrió ayer. Ahora os quieren conocer.-Nos dicen. Y los profesores gritan:

-Vale, vamos a anunciar al ganador del concurso de tartas.

Veo las otras tartas y me asombro de lo que han hecho en un día. Es seguro que alguna de las otras parejas ganen.

-Y los ganadores del concurso de tartas son… ¡Alexandra y Selene! Enhorabuena. Tomad el premio.

Lo recogemos y los presentadores de la televisión dicen:-Gracias por encarcelar a Mathías y a Jorge y salvar a, bueno, todo quinto. Aquí está vuestra recompensa.- Y nos tienden un saco de 25 centímetros de largo y ancho a cada una, que dentro contienen más de dos millones de euros. 

 

Fin.

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